Sábado 14 de febrero, no sabíamos lo que nos esperaba en la Cd. de Oaxaca. Llegamos por la tarde, muy acalorados por el viaje desde Tlaxcala, que pasa por varias zonas semidesérticas con hermosos paisajes; pero más que nada hambrietos. Buscamos hospedaje y estas fueron las conclusiones: Hospedaje en hoteles más baratos ($200-$400) pero descuidados y ruidosos, zona alrededor del mercado; los hoteles lindos alrededor del zocalo o cerca de Santo Domingo, las tarifas oscilan entre $400 y $600; la mejor opción para encontrar un sitio a buen precio, limpio y agradable son los hostales Don Nino (Pino Suarez 804 frente al parque Juarez) y Hostal Pochon (Callejón del Carme). Este útltimo fue el que escogimos ya que las habitaciones privadas son baratas, el internet rápido, y la atención excelente.
Después de encontrar el donde dormir, teníamos que hallar el donde comer. Así que nos dirigimos a la calle Alcalá, un andador con cafés, bares, museos y restaurantes que une la Iglesia de Santo Domingo con el Zócalo. Por todas partes se veían jóvenes parejas o grupos de amigos con globos, rosas, y cualquier parafernalia de San Valentín que puedan imaginar. Los restaurantes llenos, al final el hambre nubló nuestro juicio y terminamos en una pizzaria que vendía pollo estilo kentucky, hamburguesas y malteadas…. ya se imaginarán.
enamorados
Pancita llena, era momento de pasear. Nada mejor que el Zócalo para empaparnos del ambiente de la ciudad. Música en vivo, familias paseando, fuegos artificiales, canto y baile, una pachanga completa. Tanto caminar nos dió sed, así que nos dirigimoa a la interseción de Alcalá con Matamoros, donde están algunos bares. Empezamos en La Divina con chelas a $10 lo que hacía que el lugar estuviera lleno y que no hubiera un sitio donde sentarse a platicar. Cruzamos la calle a un sitio que se veía más despejado, el Café del Borgo, dónde pasamos más tiempo disfrutando del ambiente amable, la excelente música de jazz y unas micheladas bien picositas. Después de una larga conversasión sobre Obama, las expectativas, la educación, y otros temas qe se iban relacionando, decidimos cambiar de ambiente. Subimos por la calle Porfirio Diaz y nos encontramos un bar con una ambiente más urbano, un aire alternativo, música electro-indie y chelas, El Tamarindo. Después de un análisis de los subgeneros del metal (la música) estabamos dispuestos a irnos a dormir, pero en el camino los guitarrazos y golpe de batería nos desviaron a la última parada de la noche, Fandango, un bar con rock en vivo, que oscilaba desde MotörHead hasta La Maldita Vecindad. Con este tour tuvimos suficiente para comprobar que en esta ciudad puedes encontrar tu lugar seas un poeta romántico, un artista conceptual o un gordito heavy-metalero.
Otros enamorados
Fandango. Las camisas de rayas son lo de hoy
Que maravilla!
Estoy ahi con ustedes…vivan las tlayudas y los gorditos heavymetaleros!
Y los Leos Jimpas!!
:))))
By: Veronica Alvarez on febrero 21, 2009
at 5:51 am
Jajajaja las camisas de rayas son lo de hoy ¬¬.
Eso de gorditos metaleros te faltaròn los parentesis (sin ofender al misa).
By: Ulises on mayo 13, 2009
at 9:40 pm