El Quijote a la n potencia, momias museográficas, mineros nostálgicos… Así, suena a una bizarra película de terror, pero en realidad son algunas de las cosa con las que nos topamos en Guanajuato.
Nuestra extraña experiencia empezó desde la llegada a una agradable casa de huéspedes, llamada El Hogar de Carmelita, donde la anfitriona nos recibió como abuelita esperándonos para cenar. El lugar es una casona vieja de tres pisos, con muebles clásicos, retratos familiares y hasta una vitrina con recuerditos de diferentes lugares del mundo. Con una excelente tarifa, desayunos completísismos y agradable compañía lo recomiendo como uno de los mejores lugares del Bajío para los viajeros de presupuesto apretado.
Desde el primer día dejamos el coche estacionado cerca de nuestro hospedaje y emprendimos a pie nuestros recorridos por la ciudad. Es un placer perderse por sus calles angostas y laberínticas, descubrir las fachadas, los puentes, los túneles; porque desde la época de la colonia los guanajuatenses han tenido que adaptar su pueblo a los caprichos de una sierra escarpada y díficil, y que entre sus barrancas guarda los minerales que la abastecieron durante muchos años de grandes riquezas.
Llegamos al inicio de la Semana Santa, y en muchos lugares públicos nos encontramos altares en honor a la Virgen Maria, conocidos como altares de dolores. La tradición reza que la gente acompaña y consuela, con estos altares, a Maria en el sufrimiento que le causa la muerte de su hijo. Ese mismo sábado se festeja el día de las flores, era costumbre que los muchachos les regalaran flores a las chicas para conquistarlas, ahora más bien se venden muñequitos de unicel y flores de papel para diversión de los niños, y la gente sale a divertirse en la noche a los diferentes bares y antros de la ciudad. El domingo todavía sigue la tradición de regalar aguas frescas y hasta helado a la gente que pasa caminando.
Mientras el bullicio del inicio de vacaciones se movía entre los callejones, nosotros aprovechamos para conocer la oferta cultural de la ciudad: El Museo Iconográfico del Quijote, con un sinfín de cuadros, esculturas y objetos referentes a la gran obra de Cervantes; El Museo de Artes Populares, con miniaturas de todas las regiones de la República, hechas con una maestría inigualable, y una exposición temporal de judas, muñecos de papel que representan demonios, pecados, tentaciones y que son quemados en esas fechas -había un emo entre ellos; La Universidad de Guanajuato, se exponían fotografías en gran formato de Diego y Frida, tomadas por Juan Guzmán, muy emotivas e intimas; El Teatro Juárez, de majestuosa arquitectura sus escalinatas sirven de bancas para los espectadores de los espectáculos callejeros, mimos, payasos o simuladores, se debe estar atento ya que los hay desde excelentes a simplemente mediocres que tardan más en juntar a la gente que en lo que dura su acto.
Las momias merecen una mención aparte, hace unos años yo había visitado el lugar, y me pareció morboso e insalubre. Ahora me siguió pareciendo morboso, pero por lo menos ya está renovado y tiene una imagen más seria o pulcra. Vitrinas especiales, iluminación, organización, textos y una introducción audiovisual, le dan un carácter más educativo, aún así creo que es la mejor trampa para turistas de la ciudad. No hay que pararse en el salón de culto a la muerte, es una sala con hologramas, bromas y «aparatos de tortura» todo con muy mal gusto.
EL nuevo museo de las momias
Lo que si merece la pena es la mina la Valenciana, abierta hasta hace poco al público, cerrada hasta nuevo aviso, ya que ha sido adquirida por un compañía canadiense. Nosotros pudimos entrar de «contrabando», el lugar es muy interesante, con las máquinas antiguas y un tiro de 500 mts., impresionante. Frente a la entrada de la mina se encuentra una tienda llamada El Colibrí, el dueño es un minero retirado con muchas anécdotas que contar, fotos, conocimientos de geología, y pasión por su profesión. Un personaje muy interesante. Ya estando cerca no hay que dejar de visitar el Templo de San Cayetano, cuenta la leyenda que cuando se casó la hija de un minero acaudalado, la entrada se cubrió de monedas de oro para que pasaran los novios. Cerca, también se encuentra la ex-hacienda San Gabriel, tiene varios jardines inspirados en diferentes lugares del mundo.
Pasamos uno excelentes días en Guanajuato, sin embargo a diferencia de sus vecinos queretanos, el gobierno guanajuatenses se regodean en la fama de la ciudad y nos se esfuerzan por guiar a sus visitantes, un ejemplo es la oficina de turismo sin mapas, guías o siquiera gente capacitada para atender a los visitantes. Como dice el dicho «crea fama y echate a dormir.»
Tren psicodélico en el camino a Guanajuato
Altar de Dolores en el Teatro Juárez
Dia de las flores de noche
Casa estilo art noveau... en renta
Los túneles
Jardines de la ex-hacienda San Gabriel
Mina La Valenciana
500 mts de caida libre, solo una vez al año llega la luz del sol hasta el fondo
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